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¡Viva la Pepa! - El desquite de los reaccionarios

"Tras su regreso a España, el rey Fernando VII declaró nula la Constitución y todos los decretos promulgados por las Cortes"
Capitulación de Bailén
En 1814, la retirada de los franceses llenó de esperanzas a los patriotas de Cádiz. Los diputados se trasladaron a Madrid, con la esperanza de que el régimen que habían fraguado en Cádiz se consolidaría en un país liberado y pacificado. Pero el triunfo se convirtió para todos ellos en una pesadilla. Al volver a España, el rey Fernando VII firmó en Valencia un decreto en el que comunicaba que no solamente no juraba ni aceptaba la Constitución ni ningún decreto de las Cortes, sino que declaraba aquella Constitución y aquellos decretos nulos y de ningún valor ni efecto, «como si no hubiesen pasado jamás tales actos y se quitasen de en medio del tiempo». 

El 11 de mayo, los diputados recibieron la orden de disolución, mientras los partidarios del rey recorrían las calles de Madrid al grito de «¡Viva la Religión!, ¡abajo las Cortes!, ¡viva Fernando VII!, ¡viva la Inquisición!» Empezaba la reacción absolutista.

¡Viva la Pepa! 1812, las Cortes de Cádiz y la primera Constitución Española
1. ¡Viva la Pepa! - Aprobada el 19 de marzo de 1812
2. ¡Viva la Pepa! - Celebración en Cádiz de las Cortes destinadas a cambiar el rumbo de la historia de España
3. ¡Viva la Pepa! - Todo había comenzado dos años antes, en 1808
4. ¡Viva la Pepa! - Se constituyen las Cortes
5. ¡Viva la Pepa! - Liberales y absolutistas
6. ¡Viva la Pepa! - Adiós a la Inquisición, viva la libertad
7. ¡Viva la Pepa! - Todo el poder para las Cortes
8. ¡Viva la Pepa! - El desquite de los reaccionarios

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Club Liberal 1812 de Canarias (FANPAGE)

Club Liberal 1812 de Canarias (Fanpage)El Club Liberal 1812 es una asociación sin ánimo de lucro, sin vinculación con ningún partido político. En nuestro club no existen dogmas absolutos a seguir, pero sí un factor común que nos une, el respeto a la opinión del discordante, la satisfacción intelectual de que podemos estar errados en algo y el otro puede tener la razón. Esto no es para el liberal una debilidad en sus convicciones, sino más bien al contrario, una virtud que fortalece constantemente la búsqueda de la verdad y permite avanzar de forma constructiva a una sociedad.