Comparte o imprime

¡Viva la Pepa! - Aprobada el 19 de marzo de 1812

Constitución de 1812.
"Aprobada el 19 de marzo de 1812, fue la primera en la historia de España y una de las primeras del mundo".

Limitaba el poder absoluto del rey, a cuyo regreso se instauraría una monarquía constitucional y la división de poderes: el monarca se mantendría a la cabeza del Poder Ejecutivo, pero el nuevo sistema cedía el Poder Legislativo a un parlamento de cámara única. Éste era tal vez el aspecto más radical de la constitución: como en Francia, todos los ciudadanos eran considerados iguales (mientras que en Inglaterra y los Estados Unidos, otros países donde existía un sistema parlamentario, la organización bicameral mantenía las distancias entre los notables y aquellos ciudadanos que solo podían aspirar a la “cámara baja”). 

En la Constitución de 1812 se decreta además la libertad de expresión, son abolidas la Inquisición y las organizaciones que coartaban la libertad de los trabajadores, y se otorga al Estado el monopolio de recaudar impuestos (compartido hasta entonces con la Iglesia). La Constitución representaba, por último, un cambio en la definición de España y de lo español: se hablaba de una nación española, no del reino. Se diseñaba así un concepto de identidad nacional que no tenía que ver con la lealtad a una Corona sino con la pertenencia a una nación. Desde ahora no habría simplemente súbditos del rey, sino españoles.

¡Viva la Pepa!  Este óleo de Salvador Viniegra, pintado en 1912, recrea el momento en que las Cortes de Cádiz promulgan la Constitución de 1812. Museo Histórico Municipal, Cádiz.
¡Viva la Pepa! 1812, las Cortes de Cádiz y la primera Constitución Española

Club Liberal 1812 de Canarias (FANPAGE)

Club Liberal 1812 de Canarias (Fanpage)El Club Liberal 1812 es una asociación sin ánimo de lucro, sin vinculación con ningún partido político. En nuestro club no existen dogmas absolutos a seguir, pero sí un factor común que nos une, el respeto a la opinión del discordante, la satisfacción intelectual de que podemos estar errados en algo y el otro puede tener la razón. Esto no es para el liberal una debilidad en sus convicciones, sino más bien al contrario, una virtud que fortalece constantemente la búsqueda de la verdad y permite avanzar de forma constructiva a una sociedad.